sábado, 29 de noviembre de 2008

ALREDEDOR DE UNA VELA 1999

En aquella temporada, Ramón (Bar Entalto) y José Emilio (Bar Crápula) tuvieron la feliz y generosa idea de subvencionar la grabación de un disco a varios grupos próximos a ellos, y nos propusieron ser uno de esos grupos, con lo cuál la idea nos siguió pareciendo igual de generosa, pero más feliz...

Así, a finales de mayo de 1999, pasamos tres días en Kikos (conocido estudio de grabación de la ciudad), dejando constancia para la posteridad de los temas que llevábamos ya como seis años tocando. Tres días bastante intensos, porque si ya de por sí los momentos de grabar son complicados, la cosa es un poco más peliaguda si sabes que el tiempo está contado. Pero no fue difícil, eran temas que llevábamos tanto tiempo tocando que se plantearon pocos problemas, y el resultado fue muy acorde con lo que pretendíamos, así que contentos, por tener al fin algo grabado entre manos, y por cómo quedó. Hubo incluso algún tema (en concreto La Danza del Oso, tema que todavía incluímos en los conciertos y que nos sirve de broche) que grabamos todos juntos dentro de la "pecera" del estudio. Juanjo (responsable de Kikos) no lo entendía mucho: "Pudiendo grabarlo por separado y bien...", pero nosotros queríamos que sonara lo más parecido posible a un directo. Así que nos dispersamos dentro, uno en cada esquina, para meternos lo menos posible en los canales ajenos, y tocamos el Oso. No recuerdo bien si se quedó a la primera, o grabamos una segunda. Sí estoy segura de que no hubo tercera.
















Nosotros con Juanjo a los mandos, en algún momento de aquellos días.

Chema grabando.

¿Y por qué "Alrededor de una Vela"?

Quien nos haya visto alguna vez en La Campana, sabe que siempre (en una tarea aparentemente imposible, pero que ya tenemos muy controlada), nos colocamos en el pequeño escenario con una mesa en el centro, cubierta con un "mantel" de terciopelo rojo, en la que colocamos, además de bebidas, algún que otro instrumento, y "aperos" varios necesarios para el concierto, una vela que permanece encendida durante todo el tiempo que estamos tocando. En alguna ocasión hemos trasladado esta costumbre a otro sitio, y entre otros, nos llevamos un bonito candelabro en la furgoneta hasta la Sala Galileo Galilei, en Madrid, cuando presentamos "La Llave de los Sueños", para seguir tocando alrededor de una vela, como en la Campana.




Confesaré que ese magnífico título no fue idea nuestra. En uno de los tantos conciertos que hemos hecho en nuestro "bar de cabecera", y con el fin de salir del aprieto en el que estábamos, porque no se nos ocurría un buen título para nuestro primer disco, invitamos al público a que pensara en ello, y escribiera en un papel lo que se le ocurriera. Después, leyendo todo lo que la gente nos había dado, y fueron muchas las ideas (qué amables, gracias), no tuvimos ninguna duda. Unanimidad, y a la primera. "Alrededor de una Vela" sonaba fantástico. ¿O no...?

Otro detalle digno de mención fue que este disco se vendió por anticipado, poniendo en marcha una gran idea para contar con dinero de apoyo desde el principio, así que todas las personas que compraron el disco antes de que se grabara, son mencionadas en el tríptico del CD, como coproductores. Ramón y José Emilio aluden a ellos como "...los crápulas y amigos que han comprado anticipadamente y sin saber qué hostias se iba a parir". Agradecidos por su confianza.
En cuanto a la portada, no fue cuestión nuestra, ya que debía de mantener una línea común con el resto de los discos, a modo de colección, pero estuvimos encantados, nos pareció perfecta. Sobre todo a mí, porque (y ésto fue pura casualidad) la foto pertenece a una canecillo situado, y aquí disiento con lo que pone en el CD, en el ábside de la iglesia de Santa María de Uncastillo, precioso pueblo del que procede toda mi familia, y en el que yo viví muchos veranos de mi infancia y adolescencia. Fueron muchas las veces que yo pasé a menos de cinco metros de ese señor de bigote y perilla que toca ese instrumento tan curioso...

Sólo una cosa más. Si quien pensó el título aquella noche en La Campana lee ésto, o alguien sabe quien es, si es posible que se manifieste, porque nunca nos dijo nada, y nos encantaría agradecérselo en persona. Además, algún día no muy lejano vamos a volver a vernos en la tesitura de pensar en cómo llamar al siguiente, y puede que no estuviera mal tenerle cerca... ;-)

jueves, 13 de noviembre de 2008

PALENCIA 11-7-08



Uno de los conciertos más agradables que hemos hecho durante este año fue el que compartimos con la gente de Palencia el pasado 11 de Julio. Nunca habíamos visitado esta ciudad, siempre se nos quedaba a un lado, de paso hacia Galicia, en los distintos viajes que hemos hecho hasta allí. Y fue un auténtico placer. El primero, nada más llegar, mientras esperábamos a la prueba de sonido, descansando un poquito en una de las terrazas de la Plaza Mayor.

Haciendo risas con historietas, como casi siempre...



Nos habían dicho que si la noche era agradable, la plaza de San Francisco (un lugar precioso, por cierto) se llenaba de gente, y fue una noche fresquita, pero se llenó lo mismo. Además con gente de esa que a nosotros nos gusta tener cerca cuando estamos tocando. Esa que con sus aplausos y sus sonrisas te dice que están disfrutando de nuestra música, y con la que conseguimos que haya una buena comunicación tanto hacia un lado como hacia el otro. Y tras el concierto, y con el mismo cariño con el que nos habían escuchado, fueron muchas las personas las que se acercaron, rompiendo el mito de la austeridad del carácter castellano, y compraron
discos, y charlamos hasta que la plaza se fue quedando poco a poco vacía de nuevo. Así que desde aquí os damos las gracias de corazón a todos los que estuvisteis allí por hacer posible aquella bonita noche.



Reseña en la prensa del día siguiente



Fue una pena, porque no tuvimos tiempo de dar el paseo de rigor que a nosotros nos gusta hacer en cada sitio, ya que al día siguiente tocábamos cerquita de Zaragoza, y la vuelta tenía que ser rápida. Por cierto, que las cosas serían bien distintas ese día.


El camino de vuelta lo hicimos casi nadando en lugar de rodando por la carretera. Caía tanta agua que parecía que se acababa el mundo. Lo bueno, la obligada parada para comer, esta vez en El Burgo de Osma, en un sitio estupendo, en el que disfrutamos de una deliciosa y espléndida comida de la que hay algún testimonio gráfico...










































Después de una buena comida, todo se ve de otra manera.


Y ya en el pueblo de destino, el agua seguía en sus trece. Después de hablar con los responsables, e intentar sin éxito trasladar el concierto a un recinto cerrado, el agua dejó de caer, pero a costa de un cierzo helador, tan desagradable como extraño a esas alturas de verano, que se quedó el resto de la noche. Así que tocamos en una plaza casi vacía (normal, era inhumano estar allí sin un buen forro polar que echarse encima), con cuatro personas y una compañera de trabajo y su familia que se habían acercado desde Zaragoza para asistir a uno de los conciertos más desafortunados que hemos hecho nunca, y que además, no estoy segura de haber cobrado todavía.


En fin, la vida es un camino de contrastes...