sábado, 27 de febrero de 2010

LOS CONCIERTOS DE LA ESTUFA 12-2-10

Quien haya tenido la suerte de acercarse alguna vez hasta las viejas escuelas de Arrabal de Portillo, y haya podido disfrutar de alguno de los conciertos que tienen lugar entre sus paredes desde hace tiempo, entenderá bien eso de que allí hay algo especial. Y si te paras a pensar, te das cuenta de que los ingredientes para que esta receta salga bien son evidentes, aunque no es tan fácil conseguirlos. Para empezar, un grupo de siete personas que se empeñan en organizar una serie de conciertos e intentan (y lo logran) mantener una programación que se extiende de Enero a Marzo, un año tras otro desde 1999. Como ellos mismos dicen, con pocos medios pero mucha ilusión, que es lo que hace falta para que las cosas lleguen a buen puerto.
Para seguir, un local con un sabor único y encantador, que estuvo a punto de desaparecer y que ellos consiguieron recuperar para su proyecto, y que además mantiene la estufa que da nombre a esta bonita aventura, que por supuesto se enciende en cada concierto. Ya hemos dicho otras veces lo que a nosotros nos gustan los escenarios que te mantienen cerquita de la gente y que facilitan ese contacto estrecho y mágico. Así son las aulas de las escuelas.
Y en tercer lugar un público fiel y entregado, sin el que todo ésto sería imposible de realizar, porque son el objeto de todo ello. Y porque sin público no hay "show" que valga.
Con todo eso junto, es fácil que los músicos estemos encantados de participar en Los Conciertos de la Estufa. Pero nosotros pasamos una vez. Quienes están ahí un día tras otro manteniendo la historia y echando leña a la estufa son ellos.
El viaje fue como un "deja vu". Destino Valladolid, la misma autopista del pasado viaje de Diciembre, todo nevado otra vez, y otra vez haciendo el tonto con la nieve (unos más que otros)







Las fotos no son muy buenas, pero el momento lo merecía, o no?



y comiendo no sólo en el mismo restaurante, sino también en la misma mesa y cada uno en el mismo sitio. Y diría que en algún caso comiendo lo mismo, pero igual pensaríais que exagero un poco. Cada cuál que piense lo que le parezca...




El paisaje y la luz estaban preciosos...


Una vez allí quedamos con Oscar y fuimos a buscarlo a la alfarería que él y su hermano tienen en Arrabal de Portillo, muy cerquita de las escuelas donde se hacen los conciertos. Oscar nos acompañó arriba, a Portillo, a la casa en la que íbamos a pasar la noche. Tomamos un café con él, charlamos un rato, y nos fuimos a descansar un poco hasta la hora de probar sonido.
Aunque estuvimos muy poco tiempo en Portillo, encontramos algunas cosas que nos gustaron especialmente. Una, la estupenda casa que pusieron a nuestra disposición. "La Casa de la Enhorcadora", recientemente rehabilitada, y de qué manera... Echad un vistazo aquí para verla, merece la pena, y quedaos con su dirección por si alguna vez. La pena es que tuvimos muy poco tiempo para disfrutarla.
El Castillo. Preguntamos si se podía visitar, y nos dijeron que igual era posible a la mañana siguiente, pero teníamos que irnos pronto y era complicado, así que la visita se quedó pospuesta para la próxima vez que vayamos por ahí. Nos hubiera gustado, tenía una pinta estupenda.
































"La Sacristía". Es un bar, un pub y un restaurante, acomodado todo ello dentro de una antigua iglesia, que según nos contaron, todavía pertenece al arzobispado. Nos pareció alucinante. Lo cierto es que aún se conservan elementos de la iglesia, y al mezclarse con la decoración, el resultado es muy atractivo.




Entrando en La Sacristía.



















Nos chocó el nombre de esta confitería. Y es gracioso. Hoy haciendo la compra en el supermercado al que suelo ir, he descubierto en la estantería de los dulces unos mantecados de Portillo, de la confitería La Humildad.


Julián baja ya por la escalera armado con la cámara. Nos vamos a probar sonido.

Tras el pequeño rato de "desconexión" fuimos ya al encuentro de Oscar y nos dirigimos hacia las escuelas. "Pistolo", de Divertimento Folk, fue nuestro técnico de sonido, y hacia las nueve y media quedó todo probado y a punto.





















En esta foto se puede ver la mítica estufa, ya ardiendo para calentar el local.

A las diez, como estaba programado, después de que Pedro nos presentara, empezamos el concierto. Y lo que parecía que iba a ser, fue. Desde el primer momento un ambiente increíble, creo que tanto nosotros como el público estuvimos encantados...

























En todos los conciertos se hace un intermedio, y entonces la gente toma unas pastas típicas de allí junto con un vino, ambas cosas regaladas por algunos comerciantes del pueblo. Y fue un rato agradable, en el que pudimos hablar con todo el que se acercó a preguntar algo sobre nuestra música o nuestros instrumentos, ya que hay gente que en nuestros conciertos los ve de cerca por primera vez. En este caso, nos dijo Oscar que hasta ese día, ni un arpa ni una nyckelharpa habían pisado el escenario de la escuela. Todo un honor...


Con el mantecado en la mano, vamos a saludar a Carmen. Nuestro amigo Jaime no pudo venir, pero ella no se lo quiso perder y se acercó a vernos. Nos alegramos mucho de verla.

































Charlando con la gente y tomando el vinito con las pastas.

Esta foto la robó Julián al público mientras Pili y Miguel Angel empezaban la segunda parte del concierto. La verdad es que daban tanto calor como la estufa...

Y con la sonrisa puesta después de lo agradable y entrañable del concierto, satisfechos, nos fuimos con otras vientitantas personas más a cenar, al Mesón Quevedo, donde nos ofrecieron una cena (que ricas sus anchoas...) rematada con unas riquísimas trufas rellenas y unos cafecitos y licores. Nos trajeron su libro de visitas para que lo firmáramos, y nosotros les contraatacamos con el nuestro.










































Disfrutando
Durante la cena nos contaron que al público en los conciertos se le reparte un cupón para que puedan votar, del 0 al 5, lo que les ha parecido la actuación de cada día. Al grupo más valorado se le invita a volver el año siguiente.

Lo que sí que ostentamos hasta ese momento, era el récord de discos vendidos. De momento, el "Disco de Barro" es nuestro. A ver si lo mantenemos...
Qué lástima de fotos que no hicimos después. Terminamos la noche de risas y bailando. Todo un espectáculo... Y ya a las mil, a dormir a "La Casa de la Enhorcadora".
Unas horas de sueño (más bien pocas), y tras dejar temblando la tortilla de patata recién hecha de La Sacristía, pusimos la furgoneta dirección a Mucientes. Pero ésto ya pertenece a un post diferente.
Gracias por la acogida, por vuestra amabilidad, y un beso para toda la gente de La Estufa. Que siga quemando leña.

sábado, 6 de febrero de 2010

VALLADOLID 17-12-2009

Ya habíamos tocado otras veces por ahí cerca, en Burgos, Palencia y Zamora, pero ésta fue nuestra primera visita a Valladolid. Y fue en esos días de Diciembre en los que la mitad del país andaba cubierto de nieve, así que tuvimos un paisaje bien bonito hasta pocos kilómetros antes de llegar. Las máquinas quitanieves habían hecho su trabajo y la autopista estaba limpia, pero fuera del asfalto todo era un manto blanco ininterrumpido que nos hizo disfrutar del viaje de una manera especial. Tanto, tanto, que el niño que todavía llevamos dentro nos obligó a parar en un área de descanso a tirar unos bolazos y hacer unas risas.


































Después de otra parada cerquita de Burgos para comer, llegamos puntualmente a las cinco de la tarde a la puerta del Paraninfo de la Facultad de Derecho de Valladolid, donde nos esperaba el amigo Jaime Lafuente (Tradere), el "culpable" de que estuviéramos allí. Nos reencontramos con Pablo y Oscar, responsables del sonido, con quienes ya habíamos tenido la grata ocasión de coincidir el pasado mes de Junio en Soria, y después de una prueba rápida y fácil, aún nos quedó un ratito para tomar algo y relajarnos antes del concierto. Pili preguntó a Jaime por un bar que había frecuentado hace unos cuantos añitos ya, y resultó que quedaba ahí cerca. Un sitio de lo más agradable, y que visitaríamos una vez más por la noche.

























En la puerta de El Largo Adiós, que todo el mundo conoce como el Cafetín. A nuestra derecha Jaime Lafuente, y a nuestra izquierda Oscar y Pablo, técnicos de sonido.

Gracias a las fotos que nos hizo Jaime podréis daros cuenta de que el escenario de aquel día ha sido sin duda el sitio más solemne donde hemos tocado nunca. Que daban unas ganas de ponerse un birrete y una toga y cantar el "Gaudeamus Igitur"....


















A falta de birrete, Miguel Angel se puso una gorra.

Lo bueno que tienen los conciertos vespertinos es que a las 10 de la noche ya está todo terminado y zanjado, así que después de que Jaime y Carmen nos acompañaran al hotel a dejar las bolsas de rigor, tomamos un vino con ellos en un estupendo sitio en el que luego nos servirían unas no menos estupendas raciones, acompañadas de un buen Ribera del Duero, que es lo que procede en la zona. Otra inolvidable cena para nuestro currículum, tras la que tomamos una copa en una taberna tipo irlandés de esas que tanto han proliferado últimamente. Pero era noche de múltiples cenas navideñas, y el ambiente y la música no nos eran muy propicios, así que decidimos volver al Cafetín, donde por suerte la cosa mejoró considerablemente. Conocimos a Carmen y su amiga (siento no recordar su nombre), que habían estado en el concierto y nos saludaron. Carmen es una brasileña que cayó un día por Valladolid, le gustó y se quedó. Y hablando, hablando, resultó que teníamos algún conocido común por ahí, qué pequeño es el mundo... Un amigo mío me ha hablado a veces de una teoría que defiende que dos personas cualesquiera de este mundo pueden quedar enlazadas simplemente con 4 ó 5 eslabones intermedios. Curioso...
La verdad es que conocimos a medio bar, y entre todos, a Marta, una chica muy divertida que nos descubrió una noticia publicada en el periódico del día que puso un punto de humor en el final de la noche. Entre los peculiares detalles de la historia y la particular redacción de la misma por parte del periodista, era casi imposible leerla sin reírse. Y si no, echad un vistazo aquí
y veréis...
Así que entre la nieve, la amabilidad de nuestros anfitriones (gracias y un beso, Jaime y Carmen), el agradable concierto y lo divertido de la noche, hay que reconocer que fue un gran día. Por cierto, ya sé que parece que siempre lo decimos y suena un poco a tópico, pero además de lo solemne del escenario, fue tremenda la respuesta del público. Un entusiasmo que no hemos visto casi nunca, tanto que entre tema y tema incluso nos gritaban algún piropo, impresionante, de verdad, no sé si nos merecemos tanto. Luego, Carmen nos contaba que a veces el público allí se excede un pelín en su tarea, pero la verdad es que para quien está tocando es muy agradable. Mil gracias por ello.
Y como nos fue tan bien y nos gustó tanto, volvemos inmediatamente. La semana que viene estamos el día 12 en Los Conciertos de la Estufa
en Arrabal de Portillo, y al día siguiente, 13 de Febrero, en Mucientes, en el
Ya os lo contaremos.