Un bonito pub de Madrid, el Irish Rover, colocado a pocos metros de la Castellana, fue el sitio de reunión, el pasado 19 de Septiembre, de todo el que se quiso acercar hasta allí para participar en el I Encuentro de Irlandeses y Amantes de Irlanda en España. Fue un día lleno de actividades como charlas, mesas redondas, exposiciones de pintura, poesía, y en definitiva, tiempo compartido por gente cuyo nexo de unión es su gran amor por Irlanda. Y nosotros fuimos invitados para poner el toque musical del final de la mañana.
Decidimos viajar hasta Madrid el día de antes, puesto que por cuestiones organizativas teníamos que estar allí antes de las 10, y levantarse a las 6 para ir de bolo nos parecía algo raro y un pelín incómodo. Tras una limpia y decidida entrada en la ciudad (sin Tomtom, sólo confiando en nuestra intuición y en un tímido conocimiento de las calles madrileñas) y después de dar sólo dos vueltas a una misma manzana (previa consulta a unos amables policías con los que compartimos semáforo, y que pusieron las luces del coche al parecer en nuestro honor), nos plantamos en la puerta del hotel hacia las 12 y media de la noche del viernes. Un poco tarde para haber salido de Zaragoza poco después de las 6 y media de la tarde, pero es que la casualidad (bendita ella) quiso que nuestro paso por Saúca y Casa Goyo coincidiera con una hora apropiada para cenar, así que allí entramos para degustar esos riquísimos torreznos y demas cosas estupendas que ya hemos tenido la suerte de disfrutar otras veces.
Eso sí, antes de ir a dormir nos acercamos al pub para encontrarnos con Chesús, Chary y compañía, y ya de paso nos tomamos alguna pinta de Guiness y Murphy´s para ir tomando contacto.
Al día siguiente, a desayunar temprano y luego jornada intensiva en el Irish Rover. Entrábamos antes de las 10 de la mañana y salíamos hacia las 6 y media de la tarde...
Después de probar sonido y dejar todo preparado,un encantador y simpatiquísimo camarero de ojos azules y larga coleta rubia nos enseñó cómo beben las pintas en el oeste de Irlanda. Disfrutamos, antes del concierto, de unas pintas mañaneras riquísimas. Unos 3/4 de Murphy´s y el resto de Guiness. Os aconsejo que lo probéis.
Tras el concierto, una agradable comida allí mismo con amigos que andaban por ahí. Por supesto, rematada con un café irlandés.
Y a la de tres, una inevitable y perezosa recogida de escenario, y una despedida del camarero, y de Chesús, Chary y demás, que seguían su día con más charla, pintas y música en la Taberna Elisa.
Para saber más, visitad el blog de Chesús, que fue quien tuvo la iniciativa de montar este tinglado, en el que podéis leer en distintas entradas todo lo relativo a este primer encuentro. Imagino que no será el último.
Os dejo con unas fotos del concierto.